Todos conocemos los consejos básicos sobre higiene bucal: cepíllate después de las comidas, visita a tu dentista regularmente, no uses tus dientes como abrebotellas… Pero, aun así, hay muchas preguntas más específicas que probablemente nunca le hayas hecho a tu dentista.
¡Tenemos buenas noticias! Hoy respondemos a las 3 preguntas más frecuentes que nos hacen a los dentistas. Tal vez ya conozcas algunas de estas respuestas, pero nunca está de más repasar lo que sabemos sobre salud dental.
¿El zumo de frutas es bueno o malo?
En primer lugar, las frutas enteras son saludables. En general, son ricas en fibra, contienen vitaminas y otros nutrientes, y son dulces sin saturarte con todo el azúcar que probablemente encontrarás en muchos alimentos procesados.
Sin embargo, una vez exprimidas, esas frutas pierden toda la fibra y parte de las vitaminas, quedando principalmente solo el azúcar. Incluso en algunos casos, como pasa con el zumo de naranja y manzana, tienes la preocupación adicional del ácido que amenaza tu esmalte dental.
Si bien un zumo de frutas de vez en cuando no es malo, es mucho mejor que obtengas tu dosis de frutas diario comiendo fruta entera.
¿Es malo que me sangren las encías?
A todos nos sangran las encías ocasionalmente. Cepillarse demasiado fuerte, especialmente si tu piel es sensible, puede ser suficiente para el sangrado. Sin embargo, el sangrado de encías no siempre es una afección benigna. Puede ser un signo de gingivitis y derivar en enfermedades de las encías aún más graves.
Si sus encías sangran regularmente, es hora de ir al dentista para descartar cualquier motivo de preocupación y obtener la ayuda que necesitas.
¿Siempre es doloroso ir al dentista?
¡NO! Para muchos, la relación entre dolor y las visitas al dentista van de la mano, pero esto generalmente proviene de traumas infantiles o leyendas urbanas. A menudo nos hacen creer que los dentistas solo perforamos, ¿verdad? ¡Nada más lejos de la realidad! Para que conste, los dentistas no somos unos sádicos ?.
Las nuevas tecnologías siempre están de nuestra parte. Esto significa que se han modernizado muchos de los procedimientos que en el pasado eran más complicados y potencialmente dolorosos. Los profesionales de la odontología queremos que los tratamientos sean mínimamente invasivos y discretos, para que las visitas no provoquen ansiedad.